EUROPA
PRESS
18 octubre
2020
Tips para no pasar
tanta hambre durante el día
Comemos peor que hace unos años, cuando
no estaba todo tan controlado en cuanto a seguridad alimentaria se refiere.
Hace varios años nos preocupábamos sólo de no morir por comer algo en mal
estado, o por no comer, y ahora en este sentido lo tenemos más fácil. Entonces,
¿por qué comemos mal?
"Ahora no tenemos ese problema, dado que disfrutamos de
un acceso rápido, barato y con mucha variedad de alimentos, y con la mayor
seguridad alimentaria de la Historia. Esto ha hecho que tengamos alimentos
súper seguros, pero también alimentos que no son sanos, y que muchas veces
llenan nuestra cesta de la compra bien por desconocimiento, o bien por miedo o
gracias a los efectos de la publicidad", remarca la farmacéutica Gemma del
Caño, en una entrevista con Infosalus.
Del Caño, que trabaja en la industria alimentaria, acaba de
publicar 'Ya no comemos como antes, ¡y menos mal!' (Paidós), un libro con el
que pretende "cambiar los bulos alimentarios por evidencias", y donde
pone en evidencia también que es posible que comamos ahora peor por la
influencia de varios factores, como nuestra carga familiar, nuestra situación
personal o laboral, nuestro nivel económico o de vida.
No obstante, destaca que la seguridad alimentaria "está
mejor que nunca", y nunca hemos podido comer más seguro, si bien alerta de
que comer seguro no es sinónimo de comer sano. Aquí recuerda también que en
seguridad alimentaria "el riesgo cero no existe", remitiéndose a los
casos de listeria provocados por la carne mechada en mal estado del año pasado,
y que causaron un revuelo a nivel nacional.
Por eso, insiste en que es muy importante en este punto
diferenciar alimentos sanos de seguros: "En cuanto a seguridad no tenemos
que tener dudas y llevamos años trabajando en ello, que sean sanos es otra
cosa. Desde la industria sabemos las normativas como para tergiversar la
información e inducir a los ciudadanos a que compren esos productos. La
industria no quiere envenenar, y otra cosa es si tú eliges un estilo de vida no
saludable, donde sí podrías prevenir enfermedades".
Con ello, la también máster en innovación, biotecnología,
seguridad y calidad enumera cuáles son, en su opinión, los principales errores
que los españoles cometemos con nuestra alimentación, empezando por el problema
del etiquetado, del que muchos desconocemos su significado.
"Mucha gente dice que no lee el etiquetado porque no lo
entiende. Eso sí, siempre puedes priorizar aquellos alimentos que no tienen
etiquetas y son realmente sanos, como la fruta y la verdura. También hay que
atender a que lo que pone en la etiqueta es lo que va en el envase, si hay
lentejas, que en el bote haya lentejas. Hay que ser consciente del alimento que
compramos", asegura Del Caño.
Otro de los errores que solemos cometer es que vamos al
súper sin lista de la compra, "y si encima vas con hambre estás perdido
porque sabemos desde la industria cuánto tiempo dedicas a mirar cada uno de los
productos, que no se le dedica mucho tiempo a cada uno de ellos, y los que
tienen colores más cantosos y están asociados a publicidad son los que suelen
elegirse", advierte, al mismo tiempo que aconseja hacer una lista con el
objetivo de no comprar alimentos superfluos, además de para ahorrar dinero.
Asimismo, dice que incorrectamente pensamos en que hay
alimentos que son sanos pero que en la forma que vienen presentada no son
correctos. Es decir, la verdura congelada o el pescado congelado, así como las
legumbres en bote, de los que pensamos que no son una buena opción, cuando en
realidad sí lo son.
"Tenemos en nuestra mente que el congelado es malo,
pero sí lo es cuando compras un surimi. En cambio, si compras brécol ultracongelado es maravilloso. Hay que saber diferenciar y
eliminar de nuestra cesta de la compra aquellos productos insanos, a pesar de
que sean los que más nos gustan, dado que tienen más palatabilidad, y esos
alimentos insanos que relacionamos con celebraciones y felicidad. Hay que ir
cambiando poco a poco lo de asociar lo bueno con alimentos insanos, y lo malo
con alimentos sanos. No podemos castigar a los niños con verdura y pescado
porque si no lo asociarán con algo malo", agrega la farmacéutica.
A su juicio, es frecuente también que pasemos hambre entre
comida y comida y suele ser debido a que cuando hemos comido, no lo hemos hecho
correctamente. "Cuando comes un alimento como una hamburguesa, con su
azúcar, patatas, lo que hacemos es una ingesta súper rápida de comida, en poco
tiempo, y de muchas calorías, de forma que la insulina se libera porque no
puede con tanto azúcar, para intentar retirar la glucosa del cuerpo, y cuando
la retira mucho nos quedamos flojos. Al principio estamos saciados y a la media
hora tenemos hambre otra vez porque nuestro cuerpo digiere muy rápido, la insulina
sale muy rápido", pone de ejemplo.
Así aboga por que nos alimentemos de alimentos más saciantes como verduras, legumbres, frutos secos, o carne y
pescado, ya que esto tarde mucho más en digerirse. "En el almuerzo, con un
puñado de frutos secos estás saciado durante mucho tiempo, si ese alimento es correcto nuestro nivel de saciedad aguanta
hasta la siguiente hora", asegura.
Aleja de ti los
productos no saludables
Lo que hacemos habitualmente, según reconoce, es que en
estos casos nos suele apetecer más un producto insano. "Para ello
deberíamos no tenerlos cerca, porque si no te los comes. Siempre lo suyo sería
llevar una pieza de fruta en el bolso, o unos frutos secos, y si nos entra un
hambre voraz, y no tengo acceso a nada, te los comes. Si un día te apetece un ultraprocesado (bollo), por un día no pasa nada, mientras
vuelvas a la senda de los productos sanos. Lo malo es hacerlo como
sistema", mantiene Del Caño.
Por eso, entre sus consejos para no pasar hambre a lo largo
del día, se encontraría en primer lugar el desterrar la idea de que debemos
hacer 5 comidas al día. Según defiende, lo ideal es comer cuando se tenga
hambre, pero siempre productos que sean sanos.
"No es necesario obsesionarse con las 5 comidas al día,
o beber 2 litros de agua al día. Hay que beber cuando se tiene sed, teniendo en
cuenta que la gente mayor no tiene esa sensación de sed. Lo mismo sucede con el
comer, hay que hacerlo cuando se tenga hambre. El problema es qué vamos a beber
y a comer cuando tengamos sed o hambre. Aquí tener en cuenta que si seguimos un
estilo de vida saludable, si comemos fruta, nuestro cuerpo nos pedirá fruta y
no sólo eso, nos encontraremos mejor y al final nuestro cuerpo nos lo pedirá.
Hay alimentos correctos con los que podemos picar sin problema", insiste
la farmacéutica que trabaja en la industria alimentaria.
Ve útil también el llevar productos sanos, como fruta o
frutos secos, o cereales integrales disponibles en el bolso por si tenemos
hambre en algún momento, al mismo tiempo que considera idóneo para no pasar
tanta hambre entre horas el comer alimentos saciantes
(fruta, verdura, carne). "Pero la clave es tener el alimento sano
disponible y a mano, y con esto se puede evitar el picar alimentos insanos.
Picar está bien, pero el tema es lo qué picas", aprecia Gemma Del Caño.
Igualmente, cree que puede ser muy útil tener fruta o
zanahorias por ejemplo preparadas en el frigorífico por si te da el hambre.
"Es algo sencillo para comer y si ya lo tienes preparado te apetecerá más
porque no tendrás que pelarlo ni prepararlo", sentencia.